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jueves, 24 de noviembre de 2016

Sonia Braga conquista Mar del Plata con "Aquarius"


La nueva película del excelente cineasta brasileño Kleber Mendoça Filho (O som ao redor, entre varias) hinca el diente en una fractura social que bien podría funcionar como una metáfora de los últimos acontecimientos en la polítca brasileña (de hecho el film ha viajado por el mundo como bandera del “Fora Temer”, incluso se exhibió en actos a favor de Dilma por todo el Brasil). 

Se puede envejecer o se puede ser Sonia Braga, una actriz hermosa, magnética, que toma cada plano de esta espléndida película. El relato está fragmentado en tres capítulos: el pelo de Clara, el amor de Clara y el cáncer de Clara. El epicentro es la casa de esta periodista musical y escritora de 65 años que sobrevivió a un cáncer, es viuda, escucha música para acompasar sus emociones (una tremenda banda musical que suena en vinilo es coprotagonista de esta historia), cada mañana se sumerge en las peligrosas aguas de Boa Viagem y adora salir a bailar.

Clara lleva toda la vida viviendo en el mismo apartamento del edificio Aquarius, allí crecieron sus hijos, fue feliz con su marido y todavía sigue siendo un punto de encuentro familiar. Un lugar que, como dirá en una escena, “si les gusta a los jóvenes les parece vintage y si no les parece viejo”. La decoración está cargada de objetos, muebles, discos, libros, fotos y cuadros que lo convierten en un espacio irrepetible, imposible de mudar. 

Es, evidentemente, una forma de hablar de la memoria, del valor emotivo de los espacios y las cosas que se impregnan de nuestra historia. Y, en contraposición, de esta tendencia frenética que están teniendo las constructoras de barrer el pasado para convertir las viviendas en ratoneras de lujo mal construidas, seriadas y con más amor por la vigilancia 24 horas que por el diseño.

La capitalización de la economía, la vivienda, de la vida, toca la puerta de Clara en boca de un viejo conocido y de su nieto Diego (crítica a un sistema de lazos familiares que mueve el poder en este país...y en la región) que quieren -una vez más- ofrecerle dinero en efectivo por su casa. Clara es la única sobreviviente de este complejo fantasma, trancando así un proyecto y molestando a los herederos de sus vecinos que quieren concretar la venta para hacerse del dinero.

Este constructor, un joven pasivo agresivo con actitud inocente, hará lo que sea necesario para sacarla del edificio y remodelarlo. Representa la postura de una parte de su generación, que estudia en Estados Unidos, que mezcla palabras en inglés, que habla de derecho a tomar su lugar, que sienten que este es su momento y ofrece un falso respeto cuando en realidad lo invade una soberbia -a veces racista-, egoísta y desconsiderada. Uno de estos personajes le soltará a Clara una de las frases claves del film: “Me conoció de niño, pero no tiene idea de cómo soy de adulto”. Diego hará cualquier cosa para ahuyentarla de su hogar: incluso organizar orgías en el piso de arriba, defecar en las escaleras, organizar reuniones de una iglesia pentecostal (de la que es dueño, otro mal brasileño) y mucho más. 

A todas las intimidaciones Clara responder con belleza, equilibrio y alegría, sin perder la decencia y determinada a ser resistente. Aquarius es la voz de una generación en el cuerpo y alma de una presencia mítica como es Sonia Braga, una actriz luminosa, que sin imaginarlo terminó convirtiéndose una vez más en el rosto de una obra de arte fundamental para su tiempo.
http://www.elpais.com.uy/.

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