El 14 de enero se han cumplido 60 años de la muerte de
Humphrey Bogart. Durante la Primera Guerra Mundial Bogart había luchado en la
marina. En una explosión se le había clavado una astilla en el labio superior y
la cicatriz que lucía desde entonces le daba un gesto desdeñoso ideal para sus
interpretaciones. Con sus gángsters y detectives perfeccionó un tipo de
personaje que, con el tiempo, el público reconocería con su sola presencia en
pantalla: un hombre duro y descreído, pero que escondía, en el fondo, un buen
corazón. Esta misma personalidad la acabaría encarnando en títulos ajenos al
cine negro como las románticas “Casablanca”, “La reina de África” o “Sabrina”.
Fuente. cadenaser.com
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