Si la música se puede llevar en el ADN, Tete Montoliu la llevaba seguro. Ciego de nacimiento e hijo de un músico del Liceo de Barcelona y de una madre apasionada por el jazz, Montoliu comenzó a tocar el piano desde su más tierna infancia. Fue, sin duda, un niño prodigio de la música. Con sólo 4 años ya era capaz de tocar sencillas piezas de música clásica, recibió un curso en la Escuela de Ciegos de Barcelona e ingresó en el Conservatorio Superior de Música de la capital barcelonesa. Art Tatum, otro gran pianista de jazz, ciego como él, fue su fuente de inspiración y su iniciación en el jazz. Del Conservatorio salió con la firme intención de dedicarse al jazz, a pesar de que en España el panorama era verdaderamente desalentador y las oportunidades escasas.
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