Toda
esta etapa del post-conflicto en el país, ha servido y seguirá sirviendo de
tema o eje central para propuestas cinematográficas colombianas y sobre todo en
el documental. Será un tema recurrente y de nunca acabar. Incluso interesa
mucho a festivales de cine de la región, pues intentan ver a través del cine cual es la Colombia del
post conflicto y por supuesto esa larga etapa del conflicto armado.
Me
parece muy acertado que aspectos de la cultura y tradición sean utilizados para
esto de cine y post-conflicto, o toda esa violencia que se vivió en Colombia.
En ficción tenemos el ejemplo de la película “Mateo”, historia de la gente
común que está en la mitad de un conflicto y que en este caso específico el
teatro (será el elemento vital de esta producción colombiana).
Así
que la reciente película de Martha Rodríguez: ‘La Sinfónica de los Andes’,
donde se rinde un homenaje a los niños que murieron durante el enfrentamiento
en Colombia. De esta idea y especialmente del departamento del cauca, donde la
cineasta visitó largo tiempo y que la realizadora vio cómo la disputa bélica y
la llegada del narcotráfico se cobró la vida de mucho de sus sus habitantes —miles
de niños entre ellos—. De esta triste situación, nació una orquesta de música
tradicional, conformada por jóvenes indígenas Nasa, con el objetivo de rendir un
homenaje a los niños fallecidos.
Los
medios internacionales señalan pues la noticia de cómo nació “La Sinfónica de
los Andes”, “el más reciente trabajo de Rodríguez, considerada como la madre
del documental colombiano. El filme se empezó a gestar hace cinco años, pero no
fue hasta 2014, durante el homenaje que recibió en el Festival de Cine a Cielo
Abierto —en Cochabamba, Bolivia—, cuando pudo conseguir los fondos para realizar
la película. Fue a través de Julio Weiss y la casa de producción Visual Arts
Factory, que obtuvieron 50.000 dólares del Fondo Ibermedia para empezar con el
rodaje”.
A
lo largo de todo el metraje, instrumentos de cuerda y de viento, como flautas,
quenas, además de percusión proveniente de la tambora, le ponen la banda sonora
al filme. Es esta música —interpretada por los niños, adolescentes y jóvenes—
quienes conforman la Sinfónica de los Andes y la que rinde homenaje al florecimiento
de la niñez después del conflicto. “El docente, proveniente de la ciudad de
Pasto, musicaliza los poemas escritos por los mismos jóvenes, dedicados a su
familia, amigos y conocidos que han muerto y se han visto afectados por la
guerra. Muchos de los integrantes del conjunto, gracias a la iniciativa, se
salvaron de ser conquistados por la guerrilla o el narcotráfico” —según Andrés
Rodríguez, de La Paz. (el pais.com)
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