Teniendo
en cuenta lo mucho que le gustan las historias corales, llenas de personajes y
tramas cruzadas, es inevitable que buena parte de la filmografía de Paul Thomas
Anderson supere las dos horas de duración. A partir de Boogie Nights (un
ambicioso recorrido por la industria del porno de los años 70), y dejando atrás
la pequeñez de su estupendo debut Sydney (de 100 minutos justos de duración)
uno de los cineastas más prestigiosos de su generación siempre acostumbra a
pensar a lo grande, con títulos como Magnolia, Pozos de ambición o The Master superando
holgadamente las dos horas, pero Licorice Pizza parece proyectarse como un
punto y aparte, en sintonía al drástico cambio de tono que parece abanderar
tras las excéntricas Puro vicio y El hilo invisible.
Fuente:
https://www.20minutos.es/cinemania
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