Autor de un cine conceptual y manierista, Nadav Lapid figura, con todo merecimiento, entre los grandes descubrimientos del cine de autor mundial de la pasada década. Con ‘La profesora de parvulario’ –que tuvo remake estadounidense–, el cineasta israelí demostró poseer un talento inusual para articular, a través de imágenes de gran calado lírico, una mirada crítica hacia la falta de libertades en su país. Luego, con ‘Sinónimos’ (ganadora del Oso de Oro del Festival de Berlín), Lapid estrujó su propia biografía para ilustrar los traumas de su nación desde un escenario exterior, un París convertido en la infernal segunda residencia de un joven desorientado y sensible. En ambas películas, el objeto de las iras del joven director –el fanatismo militarista y el conservadurismo dominante en el Israel de los últimos lustros– se abordaba desde la parábola, la fábula y unos personajes fuera de lugar: un niño con alma de poeta en ‘La profesora…’ y un joven con inquietudes artísticas en ‘Sinónimos’. En este sentido, ‘Ahed’s Knee’ (‘La rodilla de Ahed’) supone una cierta transición, en el imaginario de Lapid, hacia una toma de partido más clara y directa en su disección de las miserias de su pueblo. Fuente:fotogramas.es
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