El año pasado Letonia encontró su pequeño gran milagro en
Flow, de Gints Zilbalodis, la primera película letona en ser nominada al Óscar
(por partida doble, además), y llevándose incluso la estatuilla a la Mejor
Película de Animación. Este año, Irak se permite soñar con su primera
candidatura –aunque la competencia será feroz– gracias a La tarta del
presidente (The President’s Cake), elegida para representar al país en la
categoría de Mejor Película Internacional y que, tras pasar por la Quincena de
Cineastas de Cannes –con el premio Cámara de Oro incluido–, se proyectó en el
Festival de San Sebastián, dentro de la sección Perlak.
Fuente y fotogramas https://www.loslunesseriefilos.com/
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