Punto aparte merece
especial atención la música de la película (un texto escrito por la joven
chelista islandesa Hildur Guðnadóttir. Una partitura acertadísima (para “Oscar”) en lo temporal con filiación
de lo mucho que revela y del impacto emocional que presuma su espectro —lo cual
se expone por su intensidad a la historia—. En correlación al Guasón, como
personaje, la música no revela su interioridad —por eso no se “ilumina”—, pero
sí se imagina habitualmente como punto de encuentro a quien suele cuestionar su
entorno y al mismo tiempo enloquecer; proporcionando así una risa menos
absurda.
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