El
festival se reservaba una gran sorpresa final, al programar el primer film de
Tuva Novotny, actriz confirmada y con este film deslumbradora directora, al
final de la sección oficial. Como en las buenas películas de suspense, el
estallido llegó en el último segundo. Una explosión de un cine inmenso que
entra de llena en unos de los grandes males de nuestra sociedad, la
incomunicación, en el más íntimo de los espacios sociales, el familiar. Y con
un mensaje y posición clara, la necesidad de acentuar el diálogo, dentro y
fuera de la familia.
La
cineasta noruega no se lo ha puesto fácil a sí misma. Su idea era rodar la
película en un único plano secuencia de casi 100 minutos, como las recientes
Birdman y Victoria (mejor películaalemana de 2015, con Laia Costa), o el
clásico, La soga.
Plano
secuencia, no en espacio limitado, sino a lo largo de un campo de baloncesto y
las duchas de un colegio, el camino a casa de la protagonista, el interior del
apartamento, ambulancias, hospital...El término proeza técnica se queda corto
en Blind Spot. Rodada con dos cámaras y sólo tres veces. Fue la última versón
rodada la que ha llegado a la gran pantalla.
Una
adolescente vuelve a su casa, charlando con una de ses amigas de los miles
asuntos de su edad. La joven parece feliz, integrada, responsable, amable y
cariñosa, nada que pueda anticipar lo que ocurre cuando llega a su casa. Frente
a lo inexplicable, inesperado, incomprensible e imprevisible, su madre debe
afrontar una realidad, que se le escapa y no llega a comprender (por cierto, no
estaría mal que entre todos intentemos desgranar lo menos posible de una
película, escrita para sorprender al espectador y situarle en la misma
inesperada situación que la madre protagonista)
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